Hice bien en confiar en mis plantas de albahaca.
Cuando las coloqué debajo de la bandeja central, estaba claro que no recibirían tanto sol como las demás.
Pero al colocarlos a la altura de las ranuras de mis muebles, sabía que buscarían la luz gracias a su instinto de supervivencia.
Con gran éxito. Se han desarrollado bien. Su inteligencia ha honrado mi confianza.